En invierno, los domingos tocaba baño, y eso lo hacían en una cubeta de metal galvanizado, que llenaban a medias con agua calentada al fuego, metían al niño, y ¡a bañarse tocan! En Denia, en verano, el baño de los niños era al aire libre y se hacía con agua calentada al sol. Recuerdo que lo que peor llevaba del baño era la limpieza de las orejas; lo soportaba peor que el escozor que producía el agua jabonosa al entrar en los ojos.
Los mayores no sé cómo se lavaban el cuerpo, ellos me han contado que "por partes". En Alicante podían ir, si tenían dinero, a los balnearios que había en la playa, donde durante todo el año podías alquilar una habitación y darte un baño en una bañera con agua caliente, del mar, claro. Todo un lujo era eso de bañarse...
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