martes, 18 de marzo de 2014

Barrer y fregar el suelo

       Para barrer se usaban las escobas de palma con mango de caña. Y para fregar el suelo, un trapo y un cubo con agua, de rodillas y a fregar: primero mojar y después enjugar. Las mujeres eran las que hacían estas labores, y no tenían ayuda de los cubos fregona, que no se habían inventado, ni de las escobas cepillo, tan suaves que usamos ahora. Recuerdo que en la escuela, para limpiar los suelos esparcían primero serrín húmedo, que absorbía todo el polvo y la suciedad, y luego barrían el serrín. El serrín luego iba a parar a las estufas que había en algunas aulas, las más frías, donde se quemaba para la calefacción.

      Mi abuela Dionisia, después de barrer no fregaba con agua el suelo, sino que pasaba "el mocho": consistía en envolver la escoba con trapos, un poco húmedos, y pasarlos por el suelo, así iba recogiendo las pelusas que se acumulan en él y dejaba el suelo reluciente. Y de aspiradoras, nada de nada, y menos todavía de los robots programados de hoy en día, "la rumba". De haberlo sabido las hubiera inventado yo, pero no me dio por ahí.

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